• Cuarto de guerra. La ley de Contabilidad Gubernamental

    Con la aprobación de la iniciativa preferente del ejecutivo federal entraron al debate legislativo la reforma a Ley de Contabilidad Gubernamental y a la Ley Federal del Trabajo. La segunda ocupó la mayoría de los debates y primeras planas de los medios. Sin embargo, la reforma que menos oposición generó entre bancadas es la reforma a la Ley de Contabilidad Gubernamental.

    Esto es una buena señal para el próximo gobierno federal. Al menos todo parece indicar que habrá una nueva relación entre la federación y los gobiernos estatales. Después de la alternancia y desde el inicio de los gobiernos divididos en 1997, los gobiernos estatales han acumulado mucho poder. No sólo controlan una gran cantidad de recursos si no también a sus legisladores locales y federales. Lo más preocupante es la poca o nula rendición de cuentas que existe sobre sus finanzas.

    Hay que reconocer que no es una reforma que modifiqué todo el entramado institucional, pero si mueve un poco el status quo. Se hace obligatorio transparentar los gastos, los padrones de beneficiarios de programas sociales federales, estatales y municipales, se acaban los pagos en efectivo y todo se hará de manera electrónica. Las sanciones son específicas – de 2 a 7 años de prisión y multas de mil a 1,500 salarios mínimos- para los funcionarios que dañen la hacienda pública.

    El que la reforma se aprobara sin contratiempos en la Cámara de Senadores indica que hay entendimiento entre el gobierno saliente y el que tomará posesión el primero de diciembre. Se envía el mensaje de que se busca romper el equilibrio perverso que se ha formado en torno a los gobiernos estatales. A pesar de que muchos de los gobiernos estatales denuncian recortes de las participaciones federales, éstas no han dejado de incrementarse desde el 2000, sobre todo para los ramos 28 y 33.

    El problema es que muchas de las participaciones federales han sido puestas en garantía de las múltiples deudas que contraen municipios y gobiernos estatales. Por ejemplo, para junio de 2010 la deuda de los estados equivalía a 61 por ciento de las participaciones de 2011. Si a lo anterior se le suma que los gobiernos locales tienen poca recaudación propia, nóminas muy elevadas, y, como ya se mencionó, poca o nula rendición de cuentas, esto trae como consecuencia que se esté generando una bomba de tiempo que podría estallar si no se empiezan a poner candados a los gastos desmesurados de los estados de la federación.

    Siempre habrá quienes se opongan a las reformas, algunas posturas en contra son de manera sistemática, sin embargo, un estadista tiene que tener presente que cuando se llevan a cabo reformas siempre existen grupos menos beneficiados. En el caso de la reforma a la Ley de Contabilidad Gubernamental, quienes acusan un mayor número de costos son los gobernadores. Esto no significa que dejen de tener el control político y clientelar de sus estados, pero es un avance para generar mayor certeza sobre el destino y uso de los recursos que la federación envía para el desarrollo e implementación de programas sociales.

    Artículo de Roberto Coral García, publicado originalmente en SDPnoticias.com [octubre 5, 2012]

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