
“Soy la danza, soy el arpa llorando”*
No acabarán mis flores, no cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo, se reparten, se esparcen,
Aun cuando las flores se marchitan y amarillecen,
serán elevadas allá al interior de la casa del ave de plumas de oro.
-Netzahualcóyotl
Para el título de mi columna de hoy, tomo prestada una frase del poema “Carguero” de Enriqueta Lunez, poeta tzotzil, que -además de bella- condensa mucho de lo que en los últimos años nos han dicho los indígenas mexicanos: en su identidad y tradiciones hay muchas razones para gozar. Pero su vida diaria transcurre también en medio de carencias sociales y numerosos episodios de rechazo y discriminación.
En 2010, según el Censo de Población y Vivienda, había 6.6 millones de mexicanos de tres años y más que hablaban alguna lengua indígena (de las 82 registradas en el país) y 16% de ellos no hablaba español.
En 12 estados del país, ubicados principalmente en las regiones centro, sur, y sureste se localiza casi 90% de la población que habla alguna lengua indígena: sobresalen Chiapas y Oaxaca, en donde reside 35% de los hablantes de lenguas indígenas. Los estados con los porcentajes más altos de población indígena son también los más pobres de México: en Chiapas, por ejemplo, 74.7% de la población vivía en pobreza en 2012, en Guerrero 69.7% y en Oaxaca 61.9%.
Algunas cifras inquietantes: de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en 2012 se registraron los siguientes rezagos entre la población indígena del país: educación, 3.9 millones de personas (34.1%); acceso a los servicios de salud, 2.8 millones de personas (24.3%); acceso a la seguridad social, 9.2 millones de personas (81.0%); calidad y espacios en vivienda, 3.9 millones de personas (34.3%);; acceso a los servicios básicos de la vivienda, 6.8 millones de personas (59.7%); acceso a la alimentación, 3.9 millones de personas (34.4%).
Desde principios de la década de 1990 las autoridades y legisladores de los tres niveles de gobierno en el país hemos impulsado una diversidad de medidas para disminuir las carencias de los grupos indígenas e impulsar el pleno respeto y ejercicio de sus garantías constitucionales.
En el plano legislativo, por ejemplo, se realizaron adiciones a los artículos 2, 27 y 115 constitucionales, para crear disposiciones aplicables específicamente a pueblos y comunidades indígenas. El artículo 2 expone la composición multicultural del pueblo mexicano, define “pueblos indígenas” y reconoce su derecho a la libre determinación y autonomía. Establece también la igualdad, la no discriminación y su derecho al desarrollo integral. El artículo 27 reconoce la capacidad de adquirir el dominio de las tierras y aguas de la nación y mandata que la ley protegerá la integridad de esas tierras. Por su parte, el artículo 115 da el derecho a las comunidades indígenas, dentro del ámbito municipal, de coordinarse y asociarse con los ayuntamientos para que éstos le presten eficazmente los servicios públicos que requieran y que el municipio se haga cargo de alguno de ellos o de todos.
La legislación que contempla los derechos de los pueblos indígenas es muy extensa y seguimos trabajando en su mejora: la Ley de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Ley para Prevenir y Eliminar La Discriminación; la Ley para Prevenir y Sancionar la Tortura, la Ley Agraria; la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas; la Ley General de Educación y la Ley para la Protección de las Niñas, Niños y Adolescentes son sólo algunos ejemplos.
El mismo empeño tendrán que poner las autoridades del Poder Ejecutivo, de todos los niveles de gobierno, en materia de políticas públicas, desarrollo social y construcción de capacidades. Los retos para asegurar la vida en condiciones de dignidad para los pueblos indígenas son numerosos: es trabajo de todos.
En estos días, al leer algunos datos, legislación, poesía, cuentos, moralejas y literatura escritas por indígenas en México me asombré ante tanta riqueza. A las hermosas poesías de Nezahualcóyotl, se suman la imaginación y sensibilidad de muchos artistas anónimos de antes y de mucho tiempo después de la conquista. Entre tanto tesoro, reconociendo mucho de mi herencia como yucateco -pícara y creativa- me topé con tres adivinanzas originalmente formuladas en maya. Las comparto con ese tipo de placer que da reencontrarse con parte de nuestro origen:
-Pelito colgado. Por dentro colorado. Al final nos deja un recado.
Kiwi´wa húxu´(el achiote).
-Adivínala boxito! ¡No te quemes la mente! ¡Su frente es su espalda! ¡Su espalda es su frente!
K´áan (la hamaca).
-Adivina esta cosa ninio: En medio de la milpa parado. Picoso pájaro cardenal colorado.
Chak iik (el chile habanero).
*Artículo publicado originalmente en El Sol de México [diciembre 2, 2013]