• Daniel Ávila Ruiz

    “Los grupos parlamentarios en el Senado y su posición respecto al consumo de cannabis”, por Daniel Ávila Ruiz

    Daniel Ávila Ruiz

    La marihuana o cannabis es una planta cuyo uso ha sido constante en diversas industrias a través de la historia. Durante épocas antiguas se utilizó en los sectores textil, papelero y salud.

    La aprobación en el Senado de la República sobre el uso medicinal y terapéutico de la marihuana, que ocurrió al final del segundo periodo ordinario de sesiones de 2016 -con 98 votos a favor y siete en contra-, ha sido celebrada como una buena noticia. Dicha aprobación es resultado de un consenso en favor de las personas que la necesitan para mejorar su salud. Llegar a estos acuerdos no ha sido fácil.

    La discusión sobre el cambio de la normatividad es uno de los temas de opinión pública más controvertidos en diferentes partes del mundo. México no es ajeno al debate, y por ello existe interés en su análisis y reflexión en el Poder Legislativo. En un documento publicado por investigadores del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República se sintetizan las posiciones de los partidos políticos en esta materia.

    Las posiciones de las fracciones parlamentarias en el Senado sobre su “uso medicinal” y la reforma propuesta por el Ejecutivo federal para elevar de cinco a 28 gramos la dosis de marihuana para uso personal fueron base del debate para crear diferentes disposiciones normativas.

    El Grupo Parlamentario de Acción Nacional (GPPAN) señaló con oportunidad que la regulación sobre el gramaje para uso personal contenida en la propuesta del Ejecutivo era inadecuada e incompleta.

    El GPPRI y el GPPVEM acordaron “analizar, discutir y aprobar lo relativo al uso medicinal y terapéutico de la marihuana”. Y en relación al gramaje se pronunciaron por una discusión más amplia.

    En tanto, el GPPRD anunció que apoyarían el uso de la marihuana para usos médicos, y para consumo personal el gramaje de 28 gramos. Además, señaló la intención del Ejecutivo de evitar una discusión más profunda sobre el gramaje permitido.

    La aprobación en el Senado supone un avance en el proceso de despenalización de la marihuana; que si bien por el momento no considera el uso de la planta, si lo hace de sus estractos químicos. Esos mismos que son empleados en la producción de medicamentos.

    Sin embargo, sigue pendiente resolver de forma creativa los temas ligados a su prohibición para usos lúdicos. Esos mismos que se vinculan a la existencia de gran cantidad de reos que han sido privados de su libertad por el tráfico de esta droga. Datos contenidos en la investigación del IBD acreditan que en México, entre 2005 y 2009 se incrementó de 7.2 a 8.6 por ciento la población carcelaria en la Ciudad de México y el Estado de México, detenida por comercializar marihuana.

    Nuestro país es el segundo productor de la planta a nivel mundial. Esta relevante producción abastece entre 30 y 50 por ciento de la marihuana que se consume en Estados Unidos. Los carteles mexicanos reciben ganancias anuales de miles de millones de dólares por su venta en territorio norteamericano.

    Las políticas prohibicionistas en torno al consumo, la derrama económica que genera, la gran producción que hay actualmente en México, así como su uso medicinal y responsable son algunos de los elementos que han orillado a discutir la creación de un ordenamiento normativo que regule el uso medicinal de la cannabis.

    No obstante, falta discutir la creación de ordenamientos más explícitamente vinculados a disminuir el entorno de violencia que actualmente se ha asociado al consumo de esta planta.

    *Publicado en El Sol de México [enero 2, 2016]

    Foto: cdn3.uvnimg.com

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