
Ley de Ingresos y Miscelánea Fiscal 2016, insuficientes para el bienestar mexicano*
Con motivo de la discusión de la Ley de Ingresos de la Federación y de la Miscelánea Fiscal 2016 en el Pleno del Senado de la República, el pasado 28 de octubre, tuve oportunidad de razonar en lo general mi voto en contra de los dictámenes presentados por las Comisiones Unidas de Hacienda y Crédito Público y Estudios Legislativos, Segunda, por las razones siguientes.
Uno de los momentos más significativos para la política institucional es cuando se discute y aprueba el Paquete Económico. Es una oportunidad de hacer un balance general de la conducción de la economía del país, que todos supondríamos está enfocada a mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos.
Por esa razón insistí en que el debate lo debemos centrar en generar medidas que vayan más allá de solo aumentar los ingresos tributarios. Se trata de ampliar el horizonte de miras a fin de establecer un proyecto de nación de consensos, de reducir los gastos y el tamaño del sector público, y definir cómo logramos la discusión de una ley de ingresos permanente que se traduzca en mayor planeación, inversiones y mejor fiscalización de los recursos públicos.
Pero si mordemos el anzuelo al seguir la lógica cortoplacista con la que se impuso el conjunto del Paquete Económico, lo que sigue -desde la óptica que ha prevalecido en el Gobierno federal-, es encontrar formas “para incrementar la tributación para tener equilibrio y sostenibilidad fiscal en el mediano y largo plazo” (sic.), tal como lo han señalado los responsables de las finanzas públicas en nuestro país.
Nada más errado que estar cambiando constantemente las definiciones básicas de la miscelánea fiscal para corregir inconsistencias, pues esta estrategia no da pie a que madure una estructura de ingresos permanentes, a brindar mayor certidumbre en los agentes, lo cual lleva al problema estructural de solo ajustar detalles menores de la Ley de ingresos, o de la miscelánea fiscal, sin considerar sus efectos nocivos de política pública.
Lo que se está dejando de lado, es definir en torno a temas realmente importantes. Uno de ellos es el endeudamiento, que bajo nuevas modalidades, es uno de los puntos más preocupantes de la propuesta remitida por la Cámara de Diputados y la minuta presentada por las comisiones unidas del Senado, ya que el Gobierno ha perdido el control de la deuda pública.
No es la primera ocasión que señalo que el presidente Peña Nieto hizo un compromiso público ante los mexicanos de que en su Gobierno habría cero déficit. Pero este compromiso no se está cumpliendo y hoy tenemos los mayores déficits y endeudamientos en la historia reciente de México.
Cuando en el primer presupuesto del año 2013 de esta administración se anunciaba un endeudamiento de 415 mil millones, a nuestra observación de que era altísimo siempre nos respondieron que éste iría bajando.
El tiempo nos dio la razón: el Gobierno ha perdido el control de la deuda pública. Al inicio de la actual administración estimó que para 2016 ésta representaría 36 por ciento del PIB y hoy reconoce que llegaremos a 48 por ciento.
Mientras que Felipe Calderón Hinojosa elevó la deuda en ocho puntos porcentuales del PIB, Enrique Peña Nieto la subirá a 7.5 puntos en tan solo tres años de gestión.
Por tanto, mi voto en contra tiene como origen la intención de reducir los alcances del endeudamiento como resultado de la inconsistencia y mal manejo de las finanzas públicas.
Tiene como fundamento advertir el injusto impacto en los sectores económicos de la economía que estas medidas van a tener en nuestras regiones, ciudades y pueblos; resaltar la necesidad de evitar que prevalezcan solo los criterios eminentemente recaudatorios con que ha sido abordada la propuesta y discusión de la Ley de Ingresos de la Federación y la Miscelánea Fiscal 2016.
Se trata de un voto en contra que busca cuidar el interés de los yucatecos, a quienes tengo el honor de representar en el Senado de la República, y a mi deber de apoyar a todos los mexicanos, en evitar medidas que sigan agrabando la baja en el nivel de vida de las familias y de las generaciones presentes y futuras de mexicanos.
* Publicado en El Sol de México [noviembre 2, 2015]
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