• Dar voz: Discriminar sólo es muestra de nuestras carencias, prejuicios no superados*

    *Por Senador Daniel Ávila Ruiz

    Nuestra Constitución inicia con el rechazo a toda forma de discriminación. El artículo 1 prohíbe cualquier forma de discriminación, a fin de evitar, anular o menoscabar los derechos, libertades y garantías de las personas.

    La legislación, sin embargo, no cambia por decreto las actitudes negativas de las personas. Baste una breve revisión de las encuestas y noticias internacionales en el mundo, así como de las encuestas  sobre discriminación en México, realizadas por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) de 2005 y 2010.

    Los datos de 2010 confirman los resultados de 2005: lo que más provoca rechazo y exclusión es la condición económica (59.5%); preferencias sexuales (40%); creencias religiosas (35.6%) y pertenencia étnica (29.4%), entre otras. No son buenas noticias, pero el Conapred registra, con sus encuestas, un avance en ciertos aspectos; el ejemplo más relevante es la tolerancia a las creencias religiosas. Hay muchos aspectos relevantes e, incluso prometedores. Los adolescentes entre 12 y 17 años expresan actitudes y creencias menos discriminatorias que las personas de mayor edad.

    Pero hay datos que a todos nos deben preocupar; más ¡ocupar!  Según el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), ocho de cada 10 mexicanos consideran que existe mucha discriminación en nuestro país. Y, como lo han señalado las encuestas de Conapred y de muchas firmas en México, los sectores más sujetos a ello son los indígenas, los discapacitados, los afromexicanos y ¡los morenos, en un país mestizo, con piel morena!

    Como detalla un documento del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, algunos de los ejemplos más claros de discriminación son:

    • 11)    Impedir el acceso a la educación por concepto de discapacidad, religión o credo religioso;
    • 12)    Prohibir la libre elección de empleo o restringir oportunidades de acceso, permanencia o ascenso;
    • 13)    Establecer diferencias en los salarios, prestaciones o condiciones laborales para trabajos iguales;
    • 14)    Negar o condicionar servicios médicos;
    • 15)    Impedir la participación, en condiciones equitativas, en asociaciones, partidos políticos por cualquier característica étnica,
    • 16)    Negar o condicionar el acceso a cargos públicos por el género o el origen étnico.

    La historia mexicana tiene en sus archivos muchos episodios vergonzosos de discriminación (incluyendo de esclavitud). Pero, también, de un largo esfuerzo para eliminarla. Nuestras constituciones del siglo XIX basaron nuestra identidad en la igualdad de derechos para los ciudadanos, con independencia de la etnia, religión, color de la piel o posesiones. Lo mismo hizo la de 1917, y poco a poco hemos añadido derechos indisputables, como la igualdad y equidad en los  derechos, oportunidades y garantías por concepto de género.

    Ahora es tiempo de que los ciudadanos sacudamos el polvo de prejuicios. Que borramos y dejemos fuera de nuestras casas los comportamientos que discriminan con base en derechos.

    Sacudamos, barramos, aspiremos, limpiemos los prejuicios. La única diferencia debe ser decir no al delito, a las violaciones de nuestros derechos, al crimen, a la falta de transparencia, a la impunidad.

    *Columna publicada originalmente en elpuntocritico.com [noviembre 25, 2014]

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