Día Mundial de la Población 2015: trabajemos por los más vulnerables*
No sabe el que más cosas sabe, sino el que sabe las que más importan.
Berbardino de Rebolledo
En 1987 el mundo celebró el Día de los cinco mil millones de habitantes en el planeta. En 2014 ya éramos siete mil 300 millones y la Organización de Naciones Unidas calcula que en 2025 la población aumentará mil millones más.
Desde 1989 cada 11 de julio se festeja el Día Mundial de la Población. Este año el tema eje son las “Poblaciones Vulnerables en Casos de Emergencia”, en particular las mujeres, adolescentes, personas con discapacidades y adultos en condiciones de vulnerabilidad, a fin de satisfacer sus necesidades de higiene, salud, dignidad, seguridad y protección. Las cinco naciones que mayor aumento tendrán en términos de población son India, China, Paquistán, Nigeria, Bangladesh e Indonesia. Juntas, las seis, aportarán la mitad del crecimiento de la población mundial. Por continentes, en consecuencia, de los 82 millones que cada año se suman a la población mundial 54 por ciento nacen en Asia y 33 por ciento en África.
Un documento distribuido esta semana por investigadores del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República abunda en las cifras mundiales y nacionales en materia de población. Señala que, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU) para 2050 el mayor crecimiento de población tendrá lugar en África (más de 80 por ciento) y, muy de lejos, en Asía (12 por ciento). El ritmo de crecimiento de la población en América Latina y el Caribe para 2050, según ONU, será seis veces menor al de los países africanos, y más de 15 veces menor a las naciones asiáticas. En Europa, de acuerdo con la misma fuente, la población se reducirá a partir de 2020, en particular en Alemania, Polonia, Rumania y Ucrania.
Los estudios sobre la población mundial alertan sobre la relevancia de la migración, así como acerca de dos focos alarmantes de atención: el proceso de envejecimiento mundial y la persistencia de embarazos de niñas y adolescentes.
En materia de migración: ONU calcula que en 2013 el número de migrantes llegó a 232 millones, frente a los 154 millones de 1990. Por continentes, el mayor número de migrantes provino de Asia, con casi 19 millones en Europa, 16 millones en Norteamérica y tres millones en Oceanía. El segundo grupo de migrantes más numerosos nacieron en América Latina y el Caribe; la mayoría de ellos migraron a América del Norte. La diferencia entre migrantes mujeres y migrantes masculinos es cada vez menor: 48 por ciento y 52 por ciento respectivamente. La mayoría de los migrantes, 74 por ciento, están en edad laboral, es decir, entre 20 y 64 años de edad.
La historia de la población en el mundo deja claro que la esperanza de vida, gracias a los sistemas de salud, es cada vez más alta. Pero ello conlleva también grandes retos, pues vivir más años no es sinónimo de vida activa y saludable. ONU señala que la esperanza de vida al momento de nacer pasó de 64.8 años durante el período 1990-1995 a 70 años para el quinquenio 2010-2015. La mujeres, en promedio, viven 4.5 años más que los hombres. Pero este aumento, muy frecuentemente, va acompañado de enfermedades y discapacidades, pues se enfrentan en la vejez enfermedades y padecimientos que requieren altos costos de atención, por los malos hábitos de vida y cuidado de la salud.
A nivel mundial, señala la ONU, la proporción de personas mayores de 60 años aumentó de nueve por ciento en 1994 a 12 por ciento en 2014, se calcula que llegará a 21 por ciento en 2050. Más, entre los mayores de 60 años los que tenían más de 80 años en 2014 era 14 por ciento y se estima que serán 19 por ciento en 2050. La población con mayor tasa de envejecimiento es la europea. De ahí, seguramente, se deriva la necesidad de recibir a un gran volumen de migrantes que provienen de naciones “jóvenes”.
El segundo foco de atención: los partos, nacimientos y abortos de niñas y adolescentes en el mundo, en especial en naciones en vías de desarrollo. Actualmente, cada año, 7.3 millones de adolescentes menores de 18 años dan a luz, dos millones de ellas tienen menos de 15 años. Alrededor de 70 mil adolescentes en países en desarrollo, dice el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), mueren cada año por causas relacionadas con el embarazo y el parto.
Algunos datos sobre México: en 1914, señala el Consejo Nacional de Población (Conapo) había en el país 15 millones de personas, en 2015 llegamos a 121 millones y se espera que la población seguirá creciendo hasta 137 millones en 2030 y a 150 millones en 2050. La esperanza de vida seguirá aumentando para llegar a 79.5 años a mediados del siglo XXI. México es el onceavo país más poblado en el mundo.
Por entidades federativas, las más pobladas son el Estado de México (16.8 millones de habitantes), Veracruz (8.8 millones), Jalisco (7.9 millones), el Distrito Federal (7.3 millones) y Puebla (6.1 millones). Las de menor población son Baja California Sur (764 mil), Colima (723 mil) y Campeche (908 mil).
Las tasas de fecundidad en el país disminuyen, en 2015 el promedio nacional fue de 2.2 hijos por mujer, frente a 2.9 en 1990. Las tasas más altas se presentan en Chiapas y Guerrero, con 2.5, las más bajas en el Distrito Federal y Baja California Sur, 1.8 y 1.9 por ciento respectivamente.
Estos datos, someros, demuestran los enormes retos que tenemos en el mundo y en México para planear y asistir a la mejor calidad de vida de la población en el mundo y, obviamente, en México. Al proceso de envejecimiento gradual que nuestro país ya presenta, y sus costos en atención de salud, hay que añadir los riesgos que para muchas niñas y adolescentes representa embarazarse durante la niñez y la adolescencia. También, las carencias sociales y económicas que expulsan a millones de mexicanos del país. Es tarea del Estado, en todos los poderes y niveles de Gobierno, pero también de padres, escuelas, maestros y familias. El Estado tiene la obligación de legislar e impulsar políticas públicas que prevengan muertes de madres adolescentes y sus hijos, la emigración que pone en tantos riesgos a hombres y mujeres y separa a familias, la educación en la salud, para crear hábitos que prevengan enfermedades y padecimientos en la edad adulta y en la vejez.
En todo ello, además, todos tenemos herramientas para cuidar de nosotros y de los nuestros. ¡Habla con tus hijas e hijos! Evitemos que, por falta de conocimiento, peligren su presente y futuro. ¡Y cuida tu salud! Tus hijos y familia te necesitan.
* Publicado en El Sol de México [julio 13, 2015]
Foto: revoluciontrespuntocero.com