Dar voz: La vida de nuestros pescadores: su derecho más sagrado; nuestra obligación más inviolable*
*Por Senador Daniel Ávila Ruiz
Hoy, como desde hace años, miles de pescadores enfrentan sentencias de muerte e incapacidad. También, amenazas de dejar desprotegidas a sus familias, ya sea por falta de sustento o por ausencia involuntaria.
En muchos estados de nuestro país, de manera sobresaliente el mío, Yucatán, la pesca o buceo a pulmón se ha
hecho cada vez más común, pues es el medio que los pescadores utilizan para capturar -entre otras especies- caracoles, pulpos, langostas y pepinos de mar. Se trata de una práctica con riesgos de consideración, pues a menudo realizan la captura con tanques de aire comprimido muy deficientes.
La semana pasada presenté en el Senado de la República un punto de acuerdo para exhortar a la Cámara de Diputados a analizar y aprobar, dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación 2015, la adquisición de cámaras hiperbáricas para los puertos del estado de Yucatán.
Y es que la transición del trabajo tradicional a la extracción intensiva se ha realizado de manera abrupta y desordenada, con consecuencias muy negativas para la salud de los pescadores. Hoy sabemos que al pescar enfrentan altos riesgos -como la embolia cerebral, la paraplejía o la hemiplejia- que provocan muerte y discapacidades físicas.
De aprobar y etiquetar los recursos para la adquisición de cámaras hiperbáricas, protegeríamos a los pescadores de Chuburná, Sisal, Celestún, Telchac, Dzilam de Bravo, San Felipe, Río Lagartos y el Cuyo, con un gasto de tal sólo 16 millones de pesos, que también beneficiarían a al menos 8 comunidades más.
El punto de acuerdo también solicita apoyos para los pescadores de Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora, quienes enfrentan las mismas condiciones de riesgo que los yucatecos, y cuyas familias también son profundamente vulnerables frente a la amenaza a la vida de los pescadores.
Lo he dicho innumerables veces: este es un tema de vida, donde se deben gestionar y aprobar los apoyos para garantizar la salud de los pescadores y el bienestar de sus familias. Además, gestionar fondos que ayuden a los pescadores minusválidos y a los huérfanos que se encuentran desamparados y sin protección social alguna.
El derecho más sagrado de los seres humanos es a la vida. Es urgente preservar la vida y salud de miles de pescadores y sus familias. Ellos demandan que garanticemos su derecho a la vida y a la seguridad, sin negociaciones, mezquindades o dudas. Es hora de cumplirles. Su derecho: nuestra obligación.
*Columna publicada originalmente en elpuntocritico.com [septiembre 9, 2014]