«Cazadores» de tesoros en la Península maya
A finales del siglo pasado, en 1894 el arquéologo estadounidense Edward Herbert Thompson adquirió la hacienda de Chichén, convencido de que en las profundidades del cenote sagrado de Chichén Itzá existían tesoros de la cultura maya. No se equivocó. Tras 30 años de exploraciones, en 1925 dio con la «Venus maya», el «Templo de las Columnas Pintadas» y el «Mausoleo del Gran Sacerdote».
Desde entonces, saqueadores de todo el mundo llegaron a la Península en busca de vestigios prehispánicos. El diario Unión de Yucatán nos regala una impactante fotogalería sobre estos llamados «cazadores de tesoros» y sus hallazgos.
Desde 1939, con la creación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, el gobierno persigue que los tesoros encontrados se sumen al patrimonio cultural de la nación.