
Acuerdo de París y cambio climático
Los antecedentes del Acuerdo de París datan de 1979, cuando se llevó a cabo la primera Conferencia Mundial sobre el Clima. Después el 21 de marzo de 1994 entra en vigor la Convención Marco sobre el Cambio Climático siendo ésta el tratado precursor del Protocolo de Kyoto.
En dicho Protocolo, países industrializados o en fase de transición a una economía de mercado, contrajeron compromisos jurídicamente vinculantes de limitación y reducción en emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Posteriormente, en diciembre de 2015 en Francia (Acuerdo de París) 195 naciones alcanzaron un acuerdo histórico para combatir el cambio climático. Dicho Acuerdo estuvo a disposición para su firma durante un año, a partir de abril de 2016. Su objetivo principal es limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 2 grados centígrados.
Otros objetivos del acuerdo son: impedir la interferencia “peligrosa” del ser humano en el sistema climático, estabilizar los niveles de emisión de GEI, asegurar la producción de alimentos y permitir el desarrollo económico de manera sostenible, así como impulsar medidas e inversiones para un futuro bajo en emisiones de carbono, resiliente y sostenible.
La Organización Mundial de Meteorología afirma que la acumulación de emisiones de GEI en la atmósfera está causando olas de calor, sequías e inundaciones. Al respecto, la temperatura global promedio para 2017 será de unos 0.75 grados sobre el promedio -14 grados Celsius- que comprende el periodo de 1961 a 2015.
En México la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales enuncia como señales del cambio climático a el aumento de la desertificación -muchas regiones del norte del país se están convirtiendo en terrenos estériles-; aumento extremo de temperatura (en la Ciudad de México, en los últimos años, la temperatura se ha incrementado casi 4º centígrados); cambios en la forma que llueve, -el número de tormentas intensas va en aumento-; y desaparición de los glaciares, por ejemplo, los ubicados en los volcanes Pico de Orizaba, Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Por ello es muy importante mantener los compromisos establecidos en el Acuerdo de París, pues es el fruto de una larga colaboración entre todas las partes interesadas en mejorar las condiciones climáticas. Lo anterior, pese al reciente rechazo de Donald Trump a dicho acuerdo. Afortunadamente, varias ciudades y gobiernos locales en Estados Unidos, valiéndose de su autonomía y del sistema federal en aquel país, continuarán respetando los protocolos contra el cambio climático.
Para caminar hacia un planeta más sustentable, todas las naciones y ciudades se deben sumar de manera responsable en la urgente labor de mitigar el calentamiento global. Pero si queremos lograr mayores resultados positivos, la dinámica de la acción contra el cambio climático debe ser más acelerada y no truncarse ante la ausencia de algunos países o voluntades; los esfuerzos colectivos para conservar a nuestro planeta no se pueden detener.
*Senador por Yucatán.