• A la defensa del espíritu del deporte: no más violencia en los estadios*

    *Por Senador Daniel Ávila Ruiz

    A finales de marzo la provocación por parte de las porras de un equipo de futbol en Guadalajara, Jalisco, desembocó en un ataque a los policías que intentaban controlar el desorden: 8 resultaron heridos; 2 de gravedad. Este no es el primer caso de violencia que se presenta en estadios mexicanos, y se suma a la larga lista de enfrentamientos y agresiones en encuentros deportivos en todo el mundo.

    Una rápida búsqueda de las principales tragedias en estadios de futbol indica que se deben a dos causas: deficiencias en la infraestructura e instalaciones (como la caída de tribunas) y provocaciones de porras y aficionados. En este último caso se ubican, por citar algunas, la de Kayseri, Turquía, en 1967, con 47 muertos y 400 heridos; la de 1985 en el estadio de Heysel, Bélgica, en donde los llamados hooligans ingleses provocaron una avalancha que generó 39 muertos y 600 heridos; y la de 2012 del estadio de Puerto Said, en Egipto, con 74 muertos y 1000 heridos.

    Lo cierto es que en ninguna nación puede seguirse permitiendo que pequeños grupos sin verdadero espíritu deportivo conviertan los estadios en campos de batalla. En México, desde el plano legislativo, los senadores dimos un paso muy relevante en esa dirección, con la aprobación, el 3 de abril, de una reforma a la Ley General de Cultura Física y Deporte, previamente sancionada por la Cámara de Diputados.

    Entre las principales modificaciones, se prevé una mayor coordinación y colaboración entre la Federación, el Distrito Federal, los estados y los municipios, así como de los organizadores de los eventos en materia de seguridad y prevención de violencia en los eventos deportivos.

    También, se establecen sanciones para quien viole las medidas de seguridad, entre ellas la expulsión inmediata de las instalaciones deportivas, y multa de 10 a 90 días de salario mínimo.

    Una disposición muy relevante es la creación del tipo penal denominado “delito de violencia en eventos deportivos” por el que se sancionará hasta con un año seis meses de prisión a quien, encontrándose en el interior de los recintos donde se celebre el evento, en sus instalaciones anexas, en sus inmediaciones o en los medios de transporte organizados para acudir a los mismos, realice o incite a otros a lanzar objetos contundentes que, por sus características, pongan en riesgo la salud o la integridad de las personas; ingrese sin autorización a los terrenos de juego y agreda a las personas o cause daños materiales; participe activamente en riñas; incite o genere violencia; cause daños materiales en los bienes muebles o inmuebles que se encuentren en el propio recinto deportivo, en sus instalaciones anexas o en las inmediaciones; e introduzca al recinto o a sus instalaciones anexas, armas de fuego, explosivos o cualquier arma prohibida en términos de las leyes aplicables.

    Sin duda, las reformas a la Ley contribuirán a preservar los espacios en que las comunidades y familias encuentran fuente de esparcimiento, convivencia y alegría. Sin embargo, aún quedan asuntos pendientes, como el de prohibir la venta y consumo de alcohol en los estadios, pues éste contribuye a las actitudes provocadoras y agresivas.

    A la sociedad nos queda mucho que hacer. En el seno de nuestras familias y comunidades debemos alimentar el verdadero espíritu deportivo, basado en la armonía y el entusiasmo, y la cohesión social.

    Feliz 6 de abril, Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz.

    *Artículo publicado originalmente en El Sol de México [abril 7, 2014]

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